La Fotógrafa Revelada

POR DEBORA CARO /

 

Vivian Maier (1926-2009), nacida en Estados Unidos, es hija de madre francesa y padre austriaco. Pasa sus primeros años entre USA y Francia con su madre. En 1956 se instala en Chicago, comenzando una larga trayectoria como institutriz en varios hogares, ciudad también donde se sitúa gran parte de su registro fotográfico, uniendo su vida cotidiana con la fotografía. Su obra se sustenta en su propia cotidianidad: el contexto que la rodea, los niños que cuidaba, las personas que se cruzaban en su camino, entre otros, logrando retratar Chicago, además de Nueva York entre los años 50 y 70.

 

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[1]Junio 1963, Nueva York                                                                                           Enero 1956

 

De esta forma, Vivian Maier es considerada hoy en día como una audaz fotógrafa de calle. Siempre fue inseparable de su cámara, con la cual capturó todo aquello merecedor de su atención, como se menciona en el documental “Descubriendo a Vivian Maier”(2013)[2], en el cual se compara su mirada con la de un niño: curiosa, investigativa, audaz; fijándose en todos los detalles que el común de la gente pasa por alto, ya sea desde una muñeca en un basurero a unos pies apareciendo escondidos tras una cortina en una vitrina. Su trabajo, partiendo desde el mundo de la fotografía callejera, no se centra en un fenómeno en particular, no hay un patrón homogéneo de sujetos o situaciones que capte con su cámara; retrata todo tipo de personas, indigentes, gente de la alta sociedad, los niños que cuida, accidentes, objetos encontrados, ocupando el mismo medio para encontrarse a sí misma en estos recorridos, realizando numerosos autorretratos en reflejos y sombras.

 

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[1] Autorretrato,sin fecha                                                                                            Autorretrato, 1954

 

 

Esta diversidad en los sujetos retratados por Vivian Maier consta de diversas cualidades. En primer lugar, para introducirnos más al estilo fotográfico, quisiera ahondar en el uso de la cámara. Al usar en muchas ocasiones una cámara Rolleiflex, Maier enfoca y obtura mirando a la cámara que se encuentra al nivel de la cintura; el visor, al estar en la parte superior de la cámara, obliga al fotógrafo a mirar hacia abajo para encuadrar y, finalmente, tomar la fotografía, de modo que el punto de vista ya comienza a tomar una particularidad. En varias ocasiones utilizó un plano contrapicado, a veces leve y otras, más notorio. Este tipo de cámara también aporta al género fotográfico que Maier trabaja: la ya mencionada foto de calle, género desarrollado en el siglo XX por fotógrafos como Cartier-Bresson (1908-2004), entre otros. De esta forma, cuando se encontraba frente a las personas que iba a fotografiar, éstas no se daban cuenta de que estaban siendo parte de la obra de la fotógrafa; le facilitaba un encuentro más cercano a una distancia prudente. Joel Meyerowitz (1938), reconocido “Street Photographer” hace referencia a esta idea en un documental de la BBC dedicado a Vivian Mayer[3]. Para ser fotógrafo de calle se necesita una personalidad fuerte y se necesita de un instrumento que te permita ser invisible. Señala que esta cámara en particular permite no establecer contacto visual directo y así pasar desapercibida al no invadir el espacio privado del otro.

 

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 [1] Nueva York, 1954                                                                                                   21 diciembre, 1954

 

Hoy en día no hay familia sin una cámara fotográfica. No importa la marca, ni cualidades que esta posea. De no ser así, nos encontramos con los grandes avances tecnológicos, donde cada celular cuenta con su cámara integrada. Debido a la gran masificación del aparato fotográfico y la digitalización del rollo, el acto fotográfico ha ido perdiendo cada vez más su valor. Hace algunos años un rollo nos permitía tomar hasta 36 fotografías, hoy se toman 100 o más, da igual; la tarjeta de memoria puede soportar y al verlas instantáneamente tenemos la opción de eliminar aquella que no sea de nuestro agrado. Estamos tan acostumbrados a este sistema que, a pesar de no ser tan antiguo, ha invadido nuestras vidas. Imaginárnosla de otro modo sólo puede ser posible para aquellos fotógrafos u interesados en el modo análogo.

 

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 [1] Undated, Chicago                                                                                                  31 octubre, Nueva York

 

Resulta difícil pensar la fotografía como lo era en ese entonces. En general, la búsqueda del fotógrafo iba dirigida en un objetivo final y concreto. La imagen ya revelada y su resonancia, sin embargo, es distinto en el caso de Vivian Maier. Tal como lo fue con Cartier-Bresson (1908-2004), fotógrafo francés conocido como el padre del fotoreportaje, el interés principal se encontraba en el momento de la toma fotográfica capturando el momento, además de un encuadre preciso. Lo esencial para Maier en particular era tener el aparato en sus manos, encontrarse con el mundo exterior, observar hasta el más ínfimo detalle; todo lo que el ojo normal tiende a ignorar, para luego encuadrar a través del visor, elegir esa fracción en especial a capturar. Tenía una inquietud por obturar todo el tiempo, compulsivamente, como podemos saber gracias a las familias con las que trabajaba y los miles de negativos, y cientos de rollos que habían quedado sin revelar. Fotografiar el paseo con los niños que cuidaba pasaba a ser algo sagrado además de sus salidas en sus días libres, instante perfecto para recorrer el centro de la ciudad con su cámara. Fotografiar lo era todo, su vida y su obsesión, más que la producción o revisión posterior. Ese momento que hoy se ha perdido es lo que fascinaba a Maier: observar, componer, ajustar la cámara y disparar. Hoy, en general, el proceso de obturar es algo que se ha transformado en un acto inconsciente sin preocupación alguna por el contenido de los encuadres.

 

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[1] 23 de Septiembre, Nueva York,                                                                              1960

 

Es necesario mencionar el proceso que siguió: el revelado. Todo inició en una subasta. John Maloof, joven estadounidense, consigue apropiarse de un container que contenía más de cien mil negativos; pocos de ellos revelados y otros por revelar de una persona, hasta el momento, anónima. De a poco fue investigando y dio con su nombre –lamentablemente- después de su muerte. Maloof tiene hoy una colección que representa el 90% de su obra: más de 100 mil negativos, 3 mil impresiones, cientos de rollos sin revelar, además de películas en 8 mm.

Se le consideró como una mujer muy reservada, especialmente respecto a sus objetos personales, por esto y debido a comentarios de aquellas familias en las cuales se desempeñó como niñera, testifican que, conociéndola en vida, consideran imposible el hecho de que ella hubiese querido mostrar su trabajo. Es aquí donde se generan puntos de discusión: John Maloof desarrolla incesablemente cada rollo encontrado, para luego exhibirlo tanto en exposiciones como en internet. Reclama haber encontrado una carta en la cual Maier pedía al dueño del laboratorio fotográfico en Francia que trabajara en sus fotografías; bajo este argumento justifica querer revelar todo. Hay muchas dudas en relación al verdadero deseo de Maier de mostrar su trabajo, incluso en el documental de la BBC “Vivian Maier: Who Took Nanny’s Pictures?”[3] Inger Raymond, una de las niñas que cuidó, señala que su madre era editora de fotografías para periódicos y conocía muchos fotógrafos, por lo cual tuvo la oportunidad de intentarlo en el momento, pero no lo hizo, entregando más evidencias respecto de las verdaderas intenciones en relación a querer mostrar su trabajo.
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[1] Sin fecha                                              Sin fecha

 

Retomando lo comentado previamente, respecto a la pasión de Vivian Maier por el acto de tomar fotografías, cada toma era una parte valiosa que completaba el imaginario visual que atesoraba. Este tesoro se masifica sin saber cómo fue visualizado en la mente de la autora. Finalmente, si bien podemos encontrarnos con su obra, gran parte de lo que vemos es la selección de John Maloof: desde la elección de las fotografías hasta el modo de presentación. Tenemos finalmente un mero atisbo de Maier. Aun así, cabe destacar el privilegio que tenemos de tener la posibilidad de ver a través de los ojos de la fotógrafa.

Tuvimos la suerte de tener en Santiago de Chile, entre el 16 de octubre y el 13 de diciembre del 2015, la muestra “Vivian Maier la Fotógrafa revelada”, simultáneamente en el Centro Cultural de Las Condes y en el espacio Arte Abierto de la Fundación Itaú, donde se presentaron 85 fotografías en blanco y negro y 22 a color.[4] Esta exposición ha sido exhibida en varios países como Estados Unidos y España, pero sin duda, la difusión de la obra, su soporte, se encuentra en las redes sociales, accediendo a un público masivo –aunque nunca sabremos si ese fue su deseo–. Su trabajo se puede ver en numerosos sitios web (sitio oficial) y redes sociales como en Instagram y Facebook especialmente dedicados a su trabajo. Vale la pena también ver los documentales y reportajes dedicados a su vida para conocer más de su obra y descubrir algo acerca de su enigmática personalidad.

 

Trailer en español «Encontrando a Vivian Maier»( 2013). Directores: John Maloof, Charlie Siskel

 

Trailer en inglés «The Vivian Maier Mystery» (2013). Director: Jill Nicholls

 

3 Reportajes WTTW’s Chicago Tonight

 

 

Debora Caro Reyes. Estudiante de Licenciatura en Arte Universidad Católica de Chile.

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FUENTES

[1] Las Imágenes pertenecen a http://www.vivianmaier.com/

[2] “Finding Vivian Maier”(2013) Dirigido por John Maloof y Charlie Siskel.

[3] Vivian Maier: Who Took Nanny’s Pictures? BBC (2013) Director:Jill Nicholls. Presentado por Alan Yentob.

[4] http://www.culturallascondes.cl/home2/vivian-maier.html

 

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